«Las enfermedades mentales no existen» | John Macarthur
John MacArthur acaba de decir que las enfermedades mentales son una mentira. Dijo que no existe tal cosa como el Trastorno Obsesivo Compulsivo, ni el Trastorno de Estrés Postraumático ni tampoco el Trastorno por Deficit de Atención, entre otros diagnósticos de salud mental. Según MacArthur, todas estas cosas son un gran engaño de «los últimos cien años».
MacArthur dijo:
Estaba leyendo un libro, un libro interesante, llamado Una profesión sin razón. Es un libro que muestra básicamente (esto es bastante impactante para algunos de ustedes) que la psiquiatría y la psicología finalmente están admitiendo las nobles mentiras que han estado diciendo durante los últimos cien años. Y la principal y noble mentira es que existe algo llamado enfermedad mental.
Ahora bien, esto no es nuevo. Tenemos a Thomas Szasz allá por la década de 1950 escribiendo un libro (que era psiquiatra) sobre el mito de la enfermedad mental. No existe el trastorno de estrés postraumático, el TOC ni el TDAH. Esas son mentiras nobles para básicamente dar la excusa para, al final del día, medicar a la gente. Y las grandes farmacéuticas están a cargo de mucho de eso.
Si lo comprende, tome el trastorno de estrés postraumático por ejemplo, lo que realmente es es dolor . Estabas peleando una guerra, perdiste a tus amigos, tienes cierta culpa por sobrevivir porque regresaste (y) ellos no. ¿Cómo afrontas el duelo? El duelo es algo real. Pero el dolor es parte de la vida.
Y si no puedes afrontar el dolor, no puedes vivir la vida. Pero si defines eso clínicamente, puedes darles una pastilla, una serie de medicamentos, y terminan en Los Ángeles sin hogar en la acera.
No es nada nuevo escuchar a predicadores neopuritanos hablar contra los esfuerzos de la ciencia por ayudar a los que atraviesan por depresión, ansiedad y otros trastornos de la salud mental. Jay Adams, por ejemplo, se colocó hace años como una de las autoridades en temas de consejería entre fundamentalistas neopuritanos. Y una de las cosas que Adams enseñó es que la depresión es simplemente pecado no confesado o no afrontado en tu vida. Según estas ideas, las clínicas psiquiátricas se van a vaciar el día en que el pecador asuma su responsabilidad delante de Dios.
John MacArthur, al igual que Jay Adams, no es ningún especialista en salud. Pero como ha leído algunas obras escritas por doctores que escriben contra el consenso de toda una comunidad de médicos y especialistas, siente que ha encontrado el hilo negro.
Hay actualmente un severo problema de sectarismo alrededor del neopuritanismo macarthuriano. Yo mismo fui un caso de depresión, ira y ansiedad que se agravó conforme me comprometía más y más con ese nicho. A no ser porque me dejé ayudar por especialistas de la salud mental, tal vez yo no me hubiera levantado. Fue un proceso interdisciplinario: ayuda pastoral, ayuda psiquiátrica y ayuda psicológica. La medicina me permitió estabilizar mi cuerpo y mis ciclos de sueño. La psicología me ayudó a comprender mi genograma y el impacto de mi desarrollo desde la niñez hasta la edad adulta, así como me ofreció técnicas para relajar mi cuerpo al entender la importancia de la respiración y el consumo de ciertos alimentos y hierbas. Y la ayuda pastoral me hizo ver la terrible teología que había abrazado y que había hecho que mi vida se convirtiera en un pequeño infierno de auto-desprecio y auto-humillación continua. Un refrendo constante de lo que me hicieron sentir que valía mientras crecía. La teología de MacArthur era parte del problema de salud que yo estaba atravesando. Darme cuenta me costó mucho sufrimiento porque el descubrimiento me rompió por la mitad. Pero salí adelante.
El sectarismo neopuritano congrega a su alrededor a mucha gente que no enfrenta sus problemas de salud mental porque les han convencido de que todo se resuelve orando, con algún estudio bíblico y tomando algunas decisiones de obediencia. Yo lo intenté. Quería ser fiel a mi llamado como padre y esposo, y literalmente alguna vez mi esposa me llegó a encontrar tirado en el suelo de la habitación, de corbata y saco, antes de irme a la Universidad. Oraba. Leía mi Biblia. Pasaba ocho horas en la iglesia el domingo. Completamente exhausto. Pero sentía que así sería el tipo de hombre del que MacArthur estaría orgulloso. La psicología me ayudó a rastrear el origen de esa necesidad de aprobación que buscaba en gente que incluso ni siquiera me conocía.
Que MacArthur haya dicho que las enfermedades mentales no existen, y que todo se debe a no estar listo para soportar «el dolor», solo atizará la locura de sus seguidores más fanatizados. Ahora ya tienen una razón más para seguir negando sus propios problemas de salud mental y para seguir propagando la idea de que el trauma en la vida de una persona abusada, afligida y caída es solo una mera falta de voluntad para enfrentar la realidad. No me extraña que el sufrimiento de Aileen Grey haya sido invisibilizado por Macarthur. Claro, todo era cuestión de que ella estuviera dispuesta a «aguantar el dolor».