No uses el tema del suicidio para hacer tu apología
A diferencia de cualquier otro pecado, el suicidio está vinculado con un duelo específico: el de la muerte de un ser querido. Cuando alguien toma su vida de esa forma, impacta profundamente a familiares, amigos y vecinos. Es un acto que puede generar severos traumas emocionales en hijos, hermanos y padres. La estela de padecimientos de salud física, mental y espiritual que puede dejar tras de sí un acto suicida puede que nunca alcance una sanidad total en los deudos.
Por eso creo que hacer del suicidio un artículo de apología y rencillas teológicas y personales en redes sociales es una falta de sensibilidad mayor, y una falta de respeto a las personas que están atravesando o han atravesado por una crisis de esa naturaleza en su familia.
Abstenernos de morder ese anzuelo de usar el tema del suicidio para llevar agua a nuestro molino teológico es la mejor decisión. Yo mismo podría usar el suicidio como un tema en redes sociales para acentuar la gratuidad de la gracia y el cómo ningún pecado...etcétera, etcétera., pero sería lo mismo que hablar del pecado de adulterio y decir que "David pecó...", para luego afirmar la incondicionalidad de nuestra salvación eterna, mientras una madre llora profundamente la traición de su esposo, el abandono de sus hijos y la humillación pública que esto conlleva. Eso sin contar otras aristas implicadas como lo son la posible transmisión de enfermedades sexuales y el hacer peligrar el patrimonio de los hijos. La mujer u hombre traicionados en el matrimonio viven también un duelo y hay que tratarlo como tal.
El difícil tema del suicidio y su relación con la salvación eterna por la fe debe tratarse caso por caso, con la privacidad debida, persona a persona, y por gente especializada y preparada para dar consejo y dirección a las familias en estos casos.
El que mucho habla, mucho yerra;
el que es sabio refrena su lengua (Pr.10:19).