¿Qué es predicar el evangelio?
Un usuario me escribió recientemente en mi canal de YouTube: «Mucha teología. Me gustaría escucharte predicar el evangelio». Quiero aprovechar para decir algunas cosas al respecto.
En primer lugar, no es la primera vez que me dicen algo así. La razón es simple: nunca grabo contenido en donde plantee como el evangelio los cinco puntos del calvinismo, ni tampoco el mensaje de fe+arrepentimiento de pecados para salvación. El evangelio es más simple que eso: «El que cree en mí, tiene vida eterna» (Jn. 6:47). La buena noticia es que todos los que creen en el Hijo tienen la vida eterna, y no tendrán sed jamás, ni tampoco hambre (vv. 35-40). De manera que cada vez que me escuches decir que creer en Cristo para vida eterna es suficiente, estoy predicándote el evangelio de la gracia.
Hace algunos años alguien me convenció de lo contrario: me pusieron un video de Paul Washer en el que este decía que el evangelio tenía un denso contenido que exponer y aceptar, y varias reglas o condiciones a las cuales someterse. Que el evangelio comenzaba con un Dios santo, y luego la caída, y luego una extensa explicación del pecado y la depravación total humana, y luego la elección, y luego la cruz, y luego la resurrección y la ascensión, entre otros datos. Así que si yo no le explicaba a la gente todos estos pormenores, y les exigía sumisión total, abandono de todos los pecados y una vida transformada, yo no estaba presentando el evangelio en absoluto. En la comunidad a la que ideológicamente me uní, se burlaban de los que se limitaban a pedir solo creer en Cristo para tener vida eterna, y decían, muchas veces molestos, que pedir solo fe en Cristo estaba mandando a mucha gente al infierno. O sea, que cuando yo decía que para ser salvo solo debías creer en Cristo ¡estaba presentando un falso evangelio de condenación eterna!
Fue una verdadera locura pensar así. Porque Jesús dice que el que cree en él no vendrá a condenación ni perecerá jamás (Jn. 3:16;5:24;6:35-37). ¿Estaba Cristo mintiendo?
La historia de la redención es maravillosa. Los creyentes deben conocerla, amarla y enseñarla. Pero la buena noticia no debe ser eclipsada por ninguna condición que no sea la fe en el Hijo de Dios. Por eso, cuando el carcelero de Filipos estuvo al borde del suicidio, Pablo renunció a emitir una elaboración histórico-teológica exhaustiva, y optó por postergar cualquier explicación profunda de los misterios de Dios en la salvación, con tal de proclamar lo más básico de las buenas nuevas de salvación: «Cree en el Señor Jesucristo y serás salvo tú y tu casa» (Hch. 16:31). El mismo mensaje que miles de predicadores le han entregado a personas en su lecho de dolor, justo antes de morir. No hay tiempo. Dios ha hecho muy simple su mensaje para que sea creído por todos. Cree en Cristo y vivirás eternamente, y serás resucitado.
Si tienes el tiempo, la preparación y la oportunidad, habla de todo lo que Dios ha hecho en Cristo. Recorre la Escritura de principio a fin para presentar la buena noticia de salvación. Eso hace un buen expositor y maestro de la Biblia. Pero no olvides que el Señor mismo dijo que creer en Él es la sola condición para ser salvo, y que el amor de Dios ha sido tal para el mundo que los que creen en el Hijo jamás se perderán (Jn. 3:16). Como dice el canto: «Una mirada de fe es la que puede salvar al pecador».